UNA BUENA DE ALMODÓVAR, HABITANDO PIELES ANTIGUAS
Cada vez que alguien va a ver una película de Almodóvar piensa lo mismo: o es una mierda o me va a encantar. A mi personalmente me dejó el cuerpo raro pero me encantó. Debo de reconocer que iba con prejuicios debido a la lectura de la crítica de Carlos Boyero (experto en cine de EL PAÍS) y al ver que los protagonístas eran Antonio Banderas y Elena Anaya, entre otros muchos mejores. Y quién me lo iba a decir pero me encantó.
Elena Anaya no me dice nada, para variar, aparte de su precioso y delgado cuerpo y poco más. NO me trasmite nada y lo peor es que no creo que sea la adecuada para ese papel (aunque yo no sabría decir quién sería la apropiada para ese papel). Además de ella estaba en juego, para variar, la actuación de Antonio banderas, otro de mis descartados en lo que se refiere a la actuación, pero éste me dejó un muy buen sabor de boca y lo que no es mejor: me dejó sorprendido al ver lo bueno que es. Está claro que Almodóvar sabe sacar lo mejor de este hombre al que nunca le han faltado recursos para dejar a un lado la alta calidad del cine español... esta vez ha dejado el pabellón muy alto, por muchas cosas, entre ellas está su imagen, su fotografía, su temple, su creible papel y su actuación soberbia.
El argumento es simple y a la vez complejo pero no voy a desvelar nada ya que si no os dejaría el plato servido, solucionado y sin nada que descubrir. Lo que sí os puedo decir es que es Made in Almodóvar y que trata los temas de siempre: la familia, la locura, y en vez de la homosexualidad trata otro importante tema que no deja nunca de lado o que trata de cerca siempre.
Pasión, locura, celos, amor, muerte, viejos reencuentros y estructuras que en una película normal carecerían de sentido, en La piel que habito cobran una fuerza descomunal y no exenta de lujuria cinematográfica. Id a verla por el bien que os trae. Que no se os olvide que la venganza nunca es buena aunque de ella salga el objeto mas bello de deseo humano.
Ah y siento discernir con carlos Boyero cuando dice que escenas dramáticas se convierten en una payasada ya que no existen.